GENTE CRISPADA: ESE TIPO DE GENTE

El otro día fui a cruzar un semáforo en una de las abarrotadas calles de Barcelona. No pasaban coches y por eso crucé en rojo. Si, si, ya sé que no se debe hacer, pero no venían automóviles a mil kilómetros vista. En la acera de delante habían unos señores mayores esperando a que el semáforo cambiara de color. Justo estaban colocados de manera que yo no podía continuar con mi ruta y le hice un ademán amable a la señora para que me dejara pasar.

La señora casi enloquece. Me metió un rapapolvo peor de los que mi madre me daba cuando encendía el televisor los fines de semana.

Empezó a chillarme en medio de la calle, diciéndome que si yo hubiera hecho las cosas bien, ellos no se tenían que haber apartado. Inicialmente, intenté razonar, pero pasado medio minuto seguí mi camino.

 

No suelo coger el metro a las 8 de la mañana, pero algún día me toca hacerlo. Me parece una película de terror. La gente corre poseída para subirse en un vagón. Y, si te fijas, el siguiente metro llega en 3 minutos. 3 minutos!!! Por el amor de Dios! 3 minutos!!!!! De verdad merece la pena correr como zombis sangrientos por no perder el metro? De verdad merece la pena arrasar cual huracán Katrina a todas las personas que te encuentras a tu paso por ganar la significativa cifra de 3 minutos?

 

Y luego me subo al metro y la película de ciencia ficción sigue. El 80% de los allí presentes están conectados al aparatito. Pero el 20%, bueno va, el 18% restante, lucen caras de hastío y desconexión. Probablemente el metro no es el mejor lugar para cumplir sueños de felicidad, pero , es necesario presentar un aspecto tan agrio de buena mañana?

El 2% restante miramos la película. Observamos los efectos especiales y… qué lástima que sean las 8 de la mañana, sino aún podríamos comer palomitas.

También está el mundo del supermercado. Ese mundo. Ese mundo en el que te pones en la cola tan tranquilamente porque no eres de las personas que piensan que ir a comprar es una pérdida de tiempo. Ni tampoco crees que en la vida 3 minutos sean una eternidad.

Pues nada, te colocas en la cola y observas los productos que la gente de delante ha comprado. Hasta que llega una persona detrás. De repente notas que se va acercando sigilosamente y, a la que no te has dado cuenta, se te ha colocado al lado. Y sigue a tu lado amenazante hasta que, en ocasiones, incluso se coloca delante. Lo paradójico del asunto es que si me lo preguntasen a mí, probablemente yo les dejaría pasar. Pero no, ellos prefieren increpar al prójimo para ganar un puesto en la cola.

 

La película de los crispados sigue en la carretera. Aquellos que no te permiten ni un milisegundo de más para arrancar el coche. Y que, si pueden, te pitan con todas sus fuerzas. El claxon es un gran elemento de catarsis social. Es el elemento con el cual descargar toda la rabia y frustración que se te acumula a lo largo del día. Pero claro, los demás no tenemos la culpa.

 

Y nada… que la gente crispada también forma parte de este mundo y si existe, pues será para algo. A mi me distraen, valga decirlo. Pero me inquieta un poco que cada vez, los crispados sean más en número y calidad de su encrespamiento.

 

Por ello te propongo un test de gran valor científico 😉

 

  • Eres de los que corres para no perder el metro porque sino tienes que esperar 3 minutos?
  • Eres de los que, cada vez que cogen el coche, tocan el claxon más de 3 veces?
  • Notas tus músculos tensos en el metro mientras piensas en tu bochornosa jornada de trabajo?

 

Si has contestado si a más de dos, eres un CRISPADO.

Y si eres un crispado no estás viviendo la vida, estás viviendo una película de terror.

 

Yo de ti me haría un planteamiento. Y si después de leer todo esto te parece que no sé nada de la vida y que lo que digo es muy fácil pero que a la práctica todo es muy difícil y tal… sigue con tu película, que yo, mientras, me comeré las palomitas.

 

*Foto gentileza de livinginpixels.net

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